
Concurría con suma frecuencia a los bailes del Olimpo un personaje que gozaba de cierta popularidad: Benito Bianquet (El Cachafaz), a quien no se le cobraba entrada, porque era una verdadera atracción; cuando él bailaba la concurrencia entusiasmada le formaba rueda y él se floreaba a gusto haciendo derroche en las figuras del típico tango de arrabal.
Puede decirse que El Cahafaz fue indiscutiblemente el mejor y más completo bailarín de tango de su tiempo. No tuvo maestro de baile; su propia intuición fue la mejor escuela de su estilo. Era perfecto en el porte, elegante y justo en sus movimientos, el de mejor compás; El Cachafaz, en el tango, fue lo que Carlos Gardel como cantor: un creador, y ambos no han tenido sucesores, sino imitadores, que no es lo mismo…”
(Foto: Cortesía de Todo Tango)
(Fuente: Francisco Canaro, Mis memorias)