martes, 28 de diciembre de 2010

Agustin Magaldi-Homenaje

Agustín Magaldi nació en Casilda el 1 de diciembre de 1898. Su infancia transcurrió entre nuestra ciudad y Rosario, donde sus padres tenían familiares, por eso la confusión en torno al lugar de su nacimiento. Atraído por la magia de Enrico Caruso y otros tenores en boga en la década del diez, de muy joven entonó canciones líricas y se sumó a los conservatorios de Rosario. Pero la lírica, que lo apasionaba, no sería su futuro, sino las canciones populares.



Leer mas....
http://www.casilda.com/htmltonuke.php?file=loscasildenses/nosenor.htm

Para ver y oir....
http://www.youtube.com/watch?v=d2wiElLDfWU

Escuchar audio
http://www.cadena3.com/audios.asp?id_multimedia=93649

 
Agustín Magaldi y Pedro Noda


jueves, 9 de diciembre de 2010

11 DE DICIEMBRE - Día Nacional del Tango.

 Ben Molar impulsó la instauración del 'Día Nacional del Tango', que se festeja en todo el mundo cada 11 de diciembre, en conmemoración a las fechas de nacimiento de los creadores de dos vertientes del tango: "La Voz" (Carlos Gardel, el zorzal criollo, ídolo y figura representativa del tango, nacido el 11 de diciembre de 1890) y "La Música" (Julio De Caro, gran director de orquesta y renovador del género, nacido el 11 de diciembre de 1899). 

Esta fecha nació de un modo más que especial. Era una noche de 1965. Ben Molar estaba parado en la esquina del tango, esquina que, según sus palabras, "es la que mis amigos Francisco Pacránico y Celedonio Flores hicieron que se llamara Corrientes y Esmeralda...". Iba camino de la casa de Julio De Caro para festejar su cumpleaños cuando le surgió la gran idea: asoció la fecha de nacimiento de De Caro con la de Carlos Gardel. Cayó en la cuenta de que, además de ser las dos grandes vertientes, eran los dos grandes creadores nacionales.
 
Leer mas ..... 

http://www.me.gov.ar/efeme/diatango/dia.html







Para ver y escuchar.....
http://www.youtube.com/watch?v=j-ebMyh4kTE

martes, 30 de noviembre de 2010

Jorge Luis Borges -1

                                        
Prólogo

Toda lectura implica una colaboración y casi una complicidad. En el Fausto, debemos admitir que un gaucho pueda seguir el argumento de un ópera cantada en un idioma que no conoce; en el Martín Fierro, un vaivén de bravatas y de quejumbres, justificadas por el propósito político de la obra, pero del todo ajenas a la índoles sufrida de los paisanos y a los precavidos modales del payador.
En el modesto caso de mis milongas, el lector debe suplir la música ausente por la imagen de un hombre que canturrea, en el umbral de su zaguán o en un almacén, acompañándose de una guitarra. La mano se demora en las cuerdas y las palabras cuentan menos     que los acordes.
He querido eludir la sensiblería del inconsolable "tango-canción" y el manejo sistemático del lunfardo, que infunde un aire artificioso a las sencillas coplas.
Que yo sepa, ninguna otra aclaración requieren estos versos.. J.L.B.

Buenos Aires, junio de 1965


Milonga de Jacinto Chiclana

Me acuerdo. Fue en Balvanera,
en una noche lejana,
que alguien dejó caer el nombre
de un tal Jacinto Chiclana.


Algo se dijo también
de una esquina y un cuchillo;
los años nos dejan ver
el entrevero y el brillo.
Quién sabe por que razón,
me anda buscando ese nombre;
me gustaría saber
cómo habrá sido aquel hombre.
Alto lo veo y cabal,
con el alma comedida;
capaz de no alzar la voz
y de jugarse la vida.
Nadie con paso más firme
habrá pisado la tierra;
nadie habrá habido como él
en el amor y en la guerra.
Sobre la huerta y el patio
las torres de Balvanera,
y aquella muerte casual
en una esquina cualquiera.
No veo los rasgos. Veo,
bajo el farol amarillo,
el choque de hombres o sombras
y esa víbora, el cuchillo.
Acaso en aquel momento
en que le entraba la herida,
pensó que a un varón le cuadra
no demorar la partida.
Sólo Dios puede saber
la laya fiel de aquel hombre;
señores, yo estoy cantando
lo que se cifra en el nombre.
Entre las cosas hay una
de la que no se arrepiente
nadie en la tierra. Esa cosa
es haber sido valiente.
Siempre el coraje es mejor,
la esperanza nunca es vana;
vaya pues esta milonga,
para Jacinto Chiclana.

Milonga interpretada por Edmundo Rivero
http://www.youtube.com/watch?v=fTdztdLpJlk 

Milonga de Jacinto Chiclana en la voz de Borges
http://www.youtube.com/watch?v=anRHtHDPB7k 

viernes, 26 de noviembre de 2010

Fileteado Porteño

El fileteado porteño es un arte decorativo 
y popular nacido a principios del siglo XX 
en la ciudad de Buenos Aires.


Tuvo su origen en las fábricas de carros donde los pioneros del oficio, trabajando en la ornamentación de esos vehículos, prácticamente crearon este género, que desafortunadamente no fue suficientemente documentado en su génesis ni tampoco en su posterior desarrollo.
Por ello, la historia del fileteado que poseemos está construida sobre la recopilación de testimonios de los maestros de este oficio a mediados de éste siglo.

Al igual que en el tango, no hay un primer artista ni una fecha exacta que permitan determinar con exactitud el inicio de esta práctica, mas los testimonios coinciden en que fueron tres inmigrantes italianos los que desarrollaron casi contemporáneamente el fileteado trabajando dentro de las diferentes carrocerías existentes al inicio del novecientos: Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo, quienes posteriormente tuvieron como primeros continuadores a sus propios hijos.

Mas información en esta web.









miércoles, 24 de noviembre de 2010

Aldo Sessa - Fotografo Argentino

Nació en Buenos Aires en 1939. Comenzó su carrera artística en el Taller De Ridder a los diez años.
Luego se especializó en artes gráficas, diagramación, audio 
visualismo y fotografía.


 Mas información en su pagina web.
http://www.aldosessa.com.ar/

Esta es una pequeña muestra de su serie TANGO.



martes, 16 de noviembre de 2010

Pablo Veron



Bailarín
Reivindicación de las raíces

Si bien es uno de los bailarines más talentosos, versátiles y creativos que ha tenido el tango en las últimas dos décadas, su nombre no suena tan familiar como otros. Una temprana radicación en Francia, a principios de los ’90, es buena parte de la explicación. Pero Pablo Verón, el joven prodigio del tap, el bailarín de ecléctica formación, el docente gurú, el coreógrafo de cine y teatro, está de vuelta en su Buenos Aires nata



Nota de la revista El Tangauta, leer mas en la web.

http://www.eltangauta.com/nota.asp?id=1163

Esta es su pagina personal.
http://www.pabloveron.net/

lunes, 15 de noviembre de 2010

Virulazo - Bailarin Argentino

Bailarín compadrito 

(Nota extraida del Diario Clarín Digital - miércoles 02-08-2000)
 
Debutó a los 12, bailando con su madre en una kermese. Fue amigo de Robert Duvall y admirado hasta por Nureyev. Y un personaje increíble.


MARIANO del MAZ 
Mucho antes de enseñarle a Robert Duvall los secretos del tango y del asado, Virulazo no era Virulazo. Jorge Martín Orcaizaguirre era, en los caseríos del oeste bonaerense, el Vasco. Su talento con las bochas le cambió el apodo.

Era, de acuerdo con la época, un tipo normal: capaz de tirotearse por problemas de polleras ("que no eran las mías", aclararía más adelante Elvira, su mujer), ansioso por la trampera del jilguero del patio de San Justo, buen amigo, levantador de numeritos, gran bailarín.

Hubiera abonado, apenas, la poderosa mitología de La Tablada, San Justo y Mataderos si Héctor Orezzolli y Claudio Segovia no hubieran decidido hacer una razzia de los feos, sucios y malos de la milonga para pergeñar el espectáculo Tango argentino, que descolló en el mundo a partir de 1983.

Virulazo debutó a los 12 años en una kermese bailando con su madre. A los 18 se lucía en las pistas de Defensores de La Tablada, el Almafuerte, Nueva Chicago. Un día, Celedonio Flores lo vio y le dijo: "Pibe, pará de bailar. O empezá a cobrar". En 1952, con su esposa Aída, obtuvo el primer premio de un concurso en Radio Splendid. Su estilo era simple: sabía caminar la pista y tenía presencia.

Era insólito por dónde se lo viera. Se limpiaba las uñas con una faca, recuerdo de su pasado de matarife. Decía que el chocolate era "para maricones". Detestaba a Piazzolla. Cuando le preguntaban, por ejemplo, por Venecia, respondía: "¿Venecia? La Chacarita con agua". Una cicatriz que le cruzaba la cara redondeaba al personaje.

En 1957 se separó de Aída y se metió con Elvira Santamarina. Había sido su primera novia y pronto se convertiría en su gran amor y en la gran compañera de baile. Era flaca como un junco y sabía acomodarse entre los 130 kilos de Virulazo. Brillaron en cada una de las milongas suburbanas. Segovia y Orezzolli vieron esa química. Y cuando los convocaron para Tango argentino sabían el riesgo que corrían: Virulazo era la antítesis de la imagen del tango en el exterior, ésa que abunda en la trilogía Valentino, sensual & erotic. Dice Copes, también integrante de Tango argentino: "Primero la gente se reía. Virula y Elvira parecían Brutus y Olivia. Cuando empezaban a bailar, dejaban de burlarse y se quedaban en silencio. Y al final, siempre, los ovacionaban"

Con la plata de Tango argentino pudo cumplir el sueño de comprarse un chalecito en San Justo. La parrilla y el quincho eran casi más grandes que la casa. Se vanagloriaba de tener siempre "la brasa lista". Allí, Duvall aprendió los secretos de la molleja crocante para difundirlos en Beverly Hills. Allí, Duvall le contaba cómo crecía su barra brava internacional: Anthony Quinn, Leslie Caron, Liza Minnelli, Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov.

El roce "con la extranjería" lo enorgullecía, pero hasta ahí. Cuando le preguntaban qué lugar le había gustado más, siempre respondía: "El avión de vuelta".

Más allá de las anécdotas, que son un envoltorio ineludible de su genio y figura, Virulazo fue la representación más pintoresca y prototípica de una especie en extinción: la del milonguero de las décadas del 40 y 50. Murieron Petróleo, Todaro, Lavandina, Pepito Avellaneda; hoy, esa memoria descansa en los pies de Copes y Gerardo Portalea, entre algún otro.

Dijo el coreógrafo Claudio Segovia: "La ferocidad con que se entregaba, la unión de belleza y fuerza que lograba con Elvira, quedó en la mente de todos los que lo hayan visto". Esa manera era como una metáfora danzística de la cicatriz que tenía en la cara.

Al final de su vida sabía que le había ganado definitivamente a la malaria. Estaba bien de dinero ("hice un lindo canuto"), estaba bien con Elvira y sus hijos. Decía: "Creo que el éxito mío está directamente ligado a la autenticidad, a bailar el tango como mandan los códigos. Los códigos del sentimiento, los que alientan a cualquier milonguero".

Murió hace diez años después de medio siglo de tres atados de cigarrillos diarios. Tenía 63 años y todas las condiciones para la leyenda.